Coordenada 1: 6.3744° N, 72.5253° W (Guacamayas, Boyacá)

En esta vereda del municipio de San Mateo, Boyacá, el fique no se teje, se construye.

Guacamayas es reconocida a nivel nacional por haber conservado una técnica única: el “rollo sobre rollo”, aquí la fibra, previamente teñida, se enrolla y cose sobre sí misma con aguja e hilo también de fique.

El resultado son cajas, cofres, individuales y figuras de gran precisión, elaboradas sin moldes ni patrones, solo a partir del pulso y la experiencia de las artesanas.

Esta tradición fue documentada por Artesanías de Colombia en su programa de fortalecimiento de oficios, allí se destacó especialmente cómo Guacamayas representa una forma de tejido precolombino adaptada a contextos contemporáneos sin perder su carácter rural y comunitario.

Coordenada 2: 7.5080° N, 73.1332° W  (Curití, Santander)

Curití es, oficialmente, uno de los municipios fiqueros más importantes del país. En este territorio de clima seco y sol fuerte, las familias han trabajado el fique como cultivo, transformación y producto terminado.

Allí se producen cuerdas, costales, sombreros, tapetes y empaques, con la participación tanto de pequeñas unidades artesanales como de asociaciones agroindustriales.

La Gobernación de Santander y el Ministerio de Agricultura han señalado públicamente a Curití como un “epicentro de la cultura santandereana”, donde el fique es más que un oficio, es identidad. 

Coordenada 3: 1.1070° N, 77.2854° W (Buesaco, Nariño)

En Buesaco, como en otros municipios de Nariño, el fique forma parte del paisaje rural.

Según estudios técnicos del Banco de la República, Nariño es uno de los mayores productores de fique del país, junto con Cauca, Santander, Antioquia y Boyacá.

Su clima templado, con temperaturas entre los 19 y los 32 grados centígrados, y su altitud (entre 1.300 y 2.800 metros) ofrecen condiciones ideales para el cultivo de esta planta de hojas largas, espinosas y resistentes.

En estas tierras, la fibra se integra al uso cotidiano, pero también a objetos decorativos y rituales, especialmente en comunidades campesinas e indígenas que han adoptado el fique como material para envolver, atar, bordar o tejer desde hace generaciones.

Coordenada 4: 2.6780° N, 76.6141° W (Totoró, Cauca)

A más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, entre la neblina persistente y el páramo sagrado, el fique se cultiva con el mismo ritmo con que se cuentan las historias en lengua Misak: despacio, con respeto, sin afán.

Totoró es un municipio mayoritariamente indígena ubicado en el oriente del Cauca, donde el territorio no se describe por coordenadas, sino por caminos que se transitan a pie y nombres sagrados que se pronuncian con veneración.

En estas montañas, la planta de fique crece como parte del paisaje. No es una plantación industrial ni una línea de producción. Es un saber heredado. Aquí, las mujeres Misak lo han usado desde siempre para fabricar mochilas rituales, cuerdas para la cosecha, lazos para sus bastones de mando y cestas para guardar maíz, semillas o trapos de la infancia.

De acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Agricultura, Cauca es el departamento con mayor producción de fique en Colombia. Pero más allá de los números, lo que distingue a este territorio es la manera en que la fibra se vuelve lenguaje. En los últimos años, proyectos pedagógicos y culturales han acompañado a las tejedoras para que puedan documentar sus diseños, proteger sus símbolos y comercializar sus piezas..

En Totoró, como en todo el Cauca profundo, el fique no se usa. Se honra.

Coordenada 5: 10.4620° N, 73.2520° W –(Resguardo Kankuamo, Cesar)

En las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, la comunidad Kankuama ha incluido el fique en sus prácticas textiles.

Las mochilas tradicionales, símbolo de identidad indígena, son elaboradas por más de 300 mujeres agrupadas en el Centro de Artesanías Kankuamas Chimbuchique. Esta organización ha sido reconocida en múltiples ocasiones por su capacidad para generar ingresos propios a partir del tejido en fique, algodón y lana virgen.

Según el Consejo Regional Indígena del Cesar, estas prácticas textiles no solo cumplen una función económica, sino también simbólica: cada fibra tejida es una forma de mantener viva la relación entre territorio, cuerpo y comunidad.

Coordenada 6: La fibra que no se ve

Durante décadas, el fique fue parte de la cotidianidad rural sin ser nombrado. Estaba en los talegos del mercado, en los lazos de amarre, en las esteras donde se secaba el café o el maíz. Era útil, accesible, biodegradable y omnipresente. Pero no era visible. La irrupción del plástico en los años setenta desplazó de forma brutal los productos fiqueros, lo que afectó a miles de familias productoras en todo el país.

La caída de la demanda del fique implicó el abandono de muchas plantaciones y el deterioro de saberes que no habían sido documentados. Solo en las últimas dos décadas, con la revalorización de lo artesanal y lo sostenible, ha comenzado su recuperación.

Hoy, el fique vuelve a estar en el centro de la conversación. Y no por nostalgia, sino por necesidad. En 2022, el Congreso de la República aprobó la Ley 2232, que elimina gradualmente el uso de plásticos de un solo uso en Colombia. Esta ley ha abierto nuevas oportunidades para las fibras naturales como el fique, posicionándolas como alternativas viables, sostenibles y de producción nacional.

El Ministerio de Agricultura estima que más de 70 mil familias colombianas dependen directa o indirectamente del fique. Por eso, en una declaración oficial en 2023, el ministro de esa cartera lo nombró “una de las fibras estratégicas para el nuevo modelo agroecológico del país”. No solo por su impacto ambiental positivo, sino porque permite tejer dignidad, memoria y desarrollo rural al mismo tiempo.

Coordenada final: vos

El fique une. Une al campo con la ciudad, a la fibra con la forma, a quienes siembran con quienes valoran. Y ahora, también te une a vos.

En Expoartesano 2025 vas a encontrar objetos hechos en fique (cajas, tapetes, fruteros, esteras, carteras y más) que nacen de saberes antiguos y llegan sin intermediarios, directo a tus manos.

Nos vemos del 11 al 20 de julio en Plaza Mayor Medellín.